miércoles, 19 de octubre de 2011

¡QUIERE A TUS HIJOS Y NO ESTAMOS HABLANDO SÓLO DE ABRAZARLOS!

Cómo enseñar a tus hijos a enfrentar el fracaso.


La generación actual, criada en en estos tiempos donde todo
está a un clic de conseguir las cosas: La televisión enciende
automáticamente, la comida está caliente con sólo apretar
un botón y en un minuto, listo. Con sólo manipular con los
pulgares aparecen los amigos en la pantalla de sus móviles,
de manera tal, que crecen con la percepción de que todo es
fácil conseguirlo.


Tu hijo no puede aprender a ser persistente sino acepta
el fracaso como parte del camino hacia el éxito.

A Michael Jordan le dijeron, cuando pequeño, que no servía
para jugar baloncesto, sólo su persistencia y la creencia en sí
mismo lograron llevarlo a la fama; Thomas Edison para encontrar
un filamento adecuado para su primera bombilla de luz dio como
resultado mil errores antes de que tuviera éxito. Durante
sus estudios su profesora lo expulsó diciendo que era oligofrénico
y que no tenía inteligencia para estudiar; el mismo Steve Jobs
enfrentó varios obstáculos y fracasos antes de lograr el éxito.
Contarles historias, a sus hijos, de gente que ha triunfado después
de haber enfrentado repetidos fracasos, que la fórmula común
que los llevó al éxito fue la persistencia, que en el transcurso
experimentaron emociones desagradables y desestabilizadoras
como la ira, la angustia, la tristeza, necesarias para llegar a la
cumbre. Su hijo aprende entonces que la fórmula para alcanzar
el éxito es fracasar, sentirse mal, reintentar para finalmente lograr
el éxito sintiéndose bien.


Cómo enseñar capacidades específicas de
comunicación no verbal
a sus hijos para que
aprendan la importancia de la comunicación

gestual y el impacto que tendrá en sus vidas
para lograr el éxito.



La sociedad de avances tecnológicos infinitos que estamos
viviendo, nos aboca a grandes exigencias, exigencias
cambiantes en la cuales se ha replanteado el papel de las
emociones, fundamentales en el desempeño de la vida, para
que ésta sea más exitosa, satisfactoria y saludable.
Plantea Lawrence Shapiro que enseñarles a los niños
a comprender sus emociones afectará muchos aspectos
de su desarrollo y éxito en la vida. El mismo Shapiro, a su vez,
recomienda algunas herramientas recomendadas
a propósito por Nawicki y Duke.

El siguiente es sólo uno de los juegos recomendados
para enseñar capacidades específicas de comunicación
no verbal.

Las Charadas de Sentimientos

Puede jugar toda la familia, formando un grupo de tres
o más niños o miembros de la familia. Forme un mazo
con unas veinte tarjetas de sentimientos, escribiendo
diferentes emociones sobre dichas tarjetas.
El miembro más joven del grupo debe comenzar
primero, escogiendo una tarjeta y luego representando
el sentimiento sin palabras en tres minutos o menos.
La persona que adivina el sentimiento correctamente
conserva la tarjeta y sigue jugando.
La persona que obtenga mayor cantidad de tarjetas
al final del juego es el ganador. La idea es que por turnos
se representen las Charadas para que se de el aprendizaje
de cómo se pueden comunicar los sentimientos sin palabras
e interiorizar el impacto que crea en otros.

Te preocupa la responsabilidad en tus hijos?

Nos recuerda el mismo Doctor Shapiro que si usted quiere que sus
hijos se tornen más empáticos, atentos y responsables, entonces
debe esperarlo de ellos. Debe establecer normas familiares claras
y coherentes y no renunciar a ellas. Debe requerirles que sean
responsables. Ya desde los tres años, deberá esperarse que los
niños se limpien a sí mismos e inclusive ayuden en tareas simples,
como poner la mesa. Las tareas domésticas y otras
responsabilidades deberían aumentar con la edad, y no
deberían estar atadas a recompensas, ni siquiera a un estipendio.
Debería esperarse que los niños ayuden en la casa porque ayudar
a los demás es lo correcto. Recibir mensualidad y aprender a
manejar dinero es un asunto totalmente distinto.



Entérese

Para tener éxito, un buen camino puede ser observar a las
personas que lo tienen, entender sus estructuras y actuar
como ellas en sus aspectos más positivos. Eso fue lo que
Napoleón Hill hizo y relató en su libro La ley del éxito.