miércoles, 28 de noviembre de 2012

CUENTA LO QUE POSEES

No enumeres jamás en tu imaginación
lo que te hace falta. Cuenta, por el contrario
todo lo que posees; detállalo, si es preciso
hasta la nimiedad y verás que, en suma, 
la vida ha sido espléndida contigo.
Las cosas bellas se adueñan tan suavemente
de nosotros, y nosotros con tal blandura
entramos en un paraíso, que casi no advertimos
su presencia.  De allí que nunca le hagamos
la justicia que se merecen.
La mejor espina, en cambio, como araña,
nos sacude la atención con un dolor y nos deja
la firma de ese dolor en la cicatriz.
De allí que seamos tan parciales al contar las espinas.
Pero la vida es liberal en sumo grado;
haz inventario estricto de tus dones y te convencerás.
Imaginemos, por ejemplo, que un hombre joven
inteligente, simpático a todos, 
tuviese una enfermedad crónica.
No debiera decir: "Tengo este mal o aquel,
o me duele siempre esto o aquello, 
o no puedo gustar de este manjar o de aquel...".
Debería decir: "Soy joven, mi cerebro es lúcido,
me aman; poseo esto, aquello, lo de más allá;
gozo con tales y cuales espectáculos, tengo una
comprensión honda y deliciosa de la naturaleza..., etc."
Vería entonces el enfermo aquél, que lo que le daña
se diluiría como una gota de tinta en el mar.

                                               Amado Nervo 


 Entérese

Estudios confirman que las emociones perturbadoras
son malas para  la salud, hasta cierto punto. 
Se descubrió que las personas que  experimentaban 
ansiedad crónica, prolongados períodos de tristeza 
y pesimismo, tensión continua u hostilidad incesante, cinismo o
suspicacia implacables, tenían el doble de riesgo de contraer una
enfermedad , incluidas asma, artritis, dolores de cabeza, úlceras
pépticas y problemas cardíacos.